09 mayo 2010

Ciudadanos 100% ejemplares

La estadística es la ciencia auxiliar más poderosa que existe: manipulable, contradictoria, engañosa, y sobre todo inexacta. No lo digo yo, lo dicen aquellos a los que no les convencen las acrobacias algebraicas que con un puñado de datos recogidos hace cualquiera que quiera introducir una verdad que aspire a ser universal. También he leído en otro lugar que la estadística es la ciencia más importante y bonita que existe. Firmado por un estadístico, por supuesto.
Lo que está claro es que las cuentas y los números, en general, han de ser simples y los resultados razonables para cualquiera. Y eso mismo se le debe exigir a esta hija de las matemáticas.  Sin embargo no siempre es así, aunque los que usan los tantos por cientos para la defensa de sus intereses la consideran como la herramienta más útil y aplicable en beneficio de la sociedad (y del suyo propio) .
Utilidad y aplicabilidad. Dos puntos fuertes que contrarrestan sus dos puntos críticos: la relatividad interpretativa de los datos estadísticos y la manipulación tendenciosa de los mismos. Por ello, he tratado de que útiles y aplicables sean las conclusiones de la siguiente investigación.
Según datos estadísticos, basados en un estudio que me acabo de inventar, uno de cada tres ciudadanos devuelve una cartera que se encontró en la calle tal y como la recogió. Es decir, sin adelgazar su volumen a costa de apropiarse de esos apreciados rectángulos de papel elaborados en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
En ese mismo estudio, se cita también que uno de cada tres ciudadanos cuida sus pertenencias en lugares concurridos. Es decir, que toma las medidas mínimas de seguridad que le protegen de ese porcentaje pequeño, aunque no por pequeño deja de ser porcentaje, de peritos en la apropiación de cosas de otros.
Por último, añade el estudio que uno de cada tres técnicos en la sustracción de bienes ajenos lo hace sin molestar a los propietarios de los mismos. Es decir, que hacen su trabajo procurando que nadie se lleve un berrinche extra, al menos mientras operan.
Pero apliquemos la ciencia estadística para lanzar al mundo un mensaje con modestas pretensiones. Me dirijo, especialmente, a quienes (como yo en en menos de un mes) han vivido episodios de hurtos o robos con intimidación, bien como agentes, bien como sufrientes pacientes, o como impotentes observadores.
Primer mensaje: ¡Por favor!, que los dos ciudadanos que no devuelven las carteras o que las limpian antes de entregarlas a la policía, sigan el ejemplo del que no hace como ellos y piensen en qué estado les gustaría les fuera devuelta la cartera extraviada, si esta fuera suya.
Segundo mensaje: ¡Por favor!, que los dos ciudadanos descuidados tomen nota de las medidas básicas de seguridad que emplea el que no actúa como ellos y miren por sus cosas y las mantengan a la vista, porque así se ahorrarán muchos malos ratos ocasionados por ese apego a las cosas terrenales que tenemos los humanos.
Tercer mensaje: ¡Por favor!, que los dos ciudadanos chorizos sigan los pasos del “chorizo suave” y trabajen en lo suyo pero poniéndose en el lugar de las víctimas. No haciendo uso de la violencia y tratándolas con educación y buenos modales.
Los tres ciudadanos aunque son modélicos, cada uno en lo suyo, no representan un argumento numérico para convencer a nadie, porque el universo de la muestra (9 personas), tampoco pesa mucho.
Sin embargo si aplico la verborrea estadística la cosa cambia. Hago un intento propio de un titular de prensa:  
Según un estudio de DATA2 un 33% de la población encuestada actúa en materia de hurtos y robos siguiendo principio cívicos éticos basados en el respeto a las personas y a las cosas. El mismo estudio concluye que estos hombres y mujeres se convierten en ciudadanos ejemplares para ese otro 66% que descuida los deberes propios de su condición ciudadana.

Ahora mejor, ¿verdad?, porque hasta yo me lo creo.

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